El Papa hace un llamamiento contra la usura y a favor de la tica poltica
Benedicto XVI: Palabra y Sacramento, las dos columnas del sacerdote
La Santa Sede pide una va de desarrollo sostenible para los pases pobres
La encclica social del Papa se presentar el 7 de julio
El Papa dedica un especial recuerdo a los que no tendrn vacaciones
Hallado el icono ms antiguo de San Pablo
MUNDO
DVD sobre la vida y obra de San Juan Bosco
El impacto de la migracin en la unidad familiar preocupa a la Iglesia
Inaugurada una estatua de Juan Pablo II en el Gemelli de Roma
Obispos a los conductores: Cuidado con los puntos negros!
Un milln y medio de velas a favor de la vida en Zaragoza
AUDIENCIA DEL MIRCOLES
Benedicto XVI: el Ao Sacerdotal, una oportunidad de renovacin interior
DOCUMENTACIN
Benedicto XVI: Cristo, verdadero obispo de nuestras almas
El Papa hace un llamamiento contra la usura y a favor de la tica poltica
Durante la audiencia generalCIUDAD DEL VATICANO, miércoles 1 de julio de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI condenó públicamente la práctica de la usura, y subrayó la importancia de los valores éticos y morales en la política, durante la audiencia general celebrada este miércoles en la Plaza de San Pedro.
Tras la tradicional catequesis, que en esta ocasión dedicó a hablar sobre el Año Sacerdotal, y durante los saludos a los peregrinos italianos, el Papa se dirigió a los representantes de la Consulta Nacional contra la Usura, asociación italiana que se dedica a ayudar a las víctimas de esta práctica extorsionadora.
El Papa advirtió ; que esta práctica supone una “humillante esclavitud” para quienes se ven atrapados en ella, y agradeció a esta asociación “ la importante y apreciada obra que llevan a cabo junto a las víctimas de esta plaga social”.
“Auguro que haya por parte de todos un renovado empeño por luchar eficazmente el fenómeno devastante de la usura y de la extorsión, que constituye una humillante esclavitud”, añadió.
Pidió también “que no falte por parte del Estado una ayuda adecuada y a poyo a las familias afectadas y en dificultad, que tienen el valor de denunciar a aquellos que se aprovechan a menudo se su trágica condición”.
El Papa saludó también a los representantes de la Asociación interparlamentaria “Cultori dell’etica”, y aprovechó la oportunidad de “subrayar la importancia de los valores éticos y morales en la política”.
Benedicto XVI: Palabra y Sacramento, las dos columnas del sacerdote
Reflexion en la audiencia general sobre el Ao SacerdotalCIUDAD DEL VATICANO, miércoles 1 de julio de 2009 (ZENIT.org).- El anuncio del Evangelio y la administración de los sacramentos son “las dos columnas fundamentales del servicio sacerdotal”. Así lo subrayó hoy Benedicto XVI, que dedicó la catequesis de la Audiencia General a hablar sobre el Año Sacerdotal que acaba de comenzar.
Hablando frente a los cerca de 20.000 peregrinos congregados hoy en la Plaza de San Pedro, el Papa pidió a todos los fieles que recen por los sacerdotes, y recordó que “la oración es la primera tarea, el verdadero camino de santificación de los sacerdotes, y el alma de la auténtica pastoral vocacional”.
&ldqu o;La escasez numérica de ordenaciones sacerdotales en algunos países no sólo no debe desanimar, sino que debe empujar a multiplicar los espacios de silencio y de escucha de la Palabra, a cuidar mejor la dirección espiritual y el sacramento de la confesión", dijo.
"porque la voz de Dios, que siempre sigue llamando y confirmando, pueda ser escuchada y prontamente seguida por muchos jóvenes", añadió.
Tras el Concilio Vaticano II, prosiguió, “se ha producido aquí la impresión de que en la misión de los sacerdotes” fuera más urgente “construir en primer lugar una sociedad distinta” que el anuncio de la Palabra y la administración de los Sacramentos.
Pero en realidad, aseveró, “¿quién es el presbítero, si no un hombre convertido y renovado por el Espíritu, que vive de la relaci&oacut e;n personal con Cristo, haciendo constantemente propios los criterios evangélicos?”
“¿Quién es el presbítero si no un hombre de unidad y de verdad, consciente de sus propios límites y, al mismo tiempo, de la extraordinaria grandeza de la vocación recibida, la de ayudar a extender el Reino de Dios hasta los extremos confines de la tierra?”, añadió.
Al respecto, Benedicto XVI recordó el ejemplo del Cura de Ars, san Juan María Vianney, al que se ha dedicado el Años Sacerdotal en el 150 aniversario de su muerte.
De hecho, explicó, como el Cura de Ars, cada sacerdote “puede advertir mejor la necesidad de esa progresiva identificación con Cristo que le garantiza la fecundidad y la fidelidad de su testimonio evangélico”.
Y es “de la certeza de su propia identidad”, añadió, de la que depende &ldqu o;el renovado entusiasmo por la misión” del sacerdote.
Al mismo tiempo, en la vida del sacerdote, prosiguió Benedicto XVI, “anuncio misionero y culto son inseparables”.
“El amor por el prójimo, la atención a la justicia y a los pobres, no son solamente temas de una moral social, sino más bien expresión de una concepción sacramental de la moralidad cristiana, porque, a través del ministerio de los presbíteros, se realiza el sacrificio espiritual de todos los fieles, en unión con el de Cristo, único Mediador”.
“Frente a tantas incertidumbres y cansancios también en el ejercicio del ministerio sacerdotal, es urgente recuperar un juicio claro e inequívoco sobre el primado absoluto de la gracia divina, recordando lo que escribe santo Tomás de Aquino: El más pequeño don de la gracia supera el bien natural de todo el universo”, añadió.
Por último, el Papa pidió que en este año “se mutlipliquen en las diócesis, en las parroquias, en las comunidades religiosas (especialmente en las monásticas), en las asociaciones y los movimientos, en las diversas agregaciones pastorales presentes en todo el mundo, iniciativas de oración y, en particular, de adoración eucarística, por la santificación del clero y por las vocaciones sacerdotales”.
La Santa Sede pide una va de desarrollo sostenible para los pases pobres
En la Conferencia de la ONU sobre la crisis financiera y econmica mundialNUEVA YORK, miércoles, 1 julio 2009 (ZENIT .org).- Es necesario encontrar una vía de desarrollo sostenible para los países pobres.
Lo afirmó el observador permanente de la Santa Sede ante la ONU en Nueva York, el arzobispo Celestino Migliore, en su intervención el 26 de junio pasado ante la Conferencia sobre la crisis financiera y económica mundial y su impacto sobre el desarrollo, según informa L’Osservatore Romano en su edición diaria en italiano de este miércoles.
El representante vaticano dijo que no se debe olvidar que “son los pobres, tanto en los países desarrollados como en aquellos en vías de desarrollo, quienes sufren mayormente y son menos capaces de defenderse del impacto de esta crisis”.
Recordó que la pérdida de puestos de trabajo en los países desarrollados y la carencia de acceso a un empleo, al alimento, a la asistencia sanitaria de base y a las estructuras educativas en los países en vías de desarrollo, “son una triste realidad cotidiana”.
El observador permanente citó datos del Banco Mundial que estiman que otros 55-90 millones de personas se encontrarán en situación de pobreza extrema en 2009, especialmente mujeres y niños.
Y se teme que este año el número de personas que sufren hambre crónica supere los mil millones.
Por tanto, para la Santa Sede, “está en primer lugar el fuerte compromiso moral de afrontar estas disparidades sociales y económicas que se están acentuando y que minan la dignidad fundamental de muchos habitantes de la tierra”.
Al mismo tiempo, recordó, las instituciones de la Iglesia han aprovechado esta coyuntura para promover nuevas estructuras de solidaridad y para animar a una nueva orientación de los sistemas financieros hacia los principios de la justicia, la solidaridad y la subsidiariedad.
Dada la vulnerabilidad de muchos pobres del mundo, el observador vaticano dijo apoyar “propuestas avanzadas para tutelarles a través de medidas de estabilización a corto plazo” y “medidas a largo plazo para asegurar los flujos financieros sostenibles y reducir las posibilidades de una nueva crisis”.
Dijo que las medidas a corto plazo deben concentrarse en los medios capaces de dar una ayuda tangible a las personas más necesitadas.
Las medidas a largo plazo deberían centrarse en acciones que mantengan la sostenibilidad, señaló.
El representante vaticano valoró positivamente los compro misos asumidos en la cumbre del G20 en Londres pero lamentó que sólo una pequeña parte de estas ayudas ha sido destinada a los países en vías de desarrollo más pobres.
Por tanto, dijo, “aún es fundamental destinar una ayuda financiera adecuada a estos países”.
Consciente de la dimensión humana y social de esta crisis global, afirmó apoyar “las medidas encaminadas a reforzar la seguridad alimentaria, el apoyo de los gastos sociales y, más en general, un gasto público que ponga en el centro a las personas”.
Añadió que la crisis no debe servir de pretexto para olvidar las cuestiones preocupantes y los compromisos asumidos.
Recordó que en la Conferencia de Doha se subrayó “la importancia de reafirmar el principio de un desarrollo financiero sostenible y de asegurar una vía de desarrollo sosten ible para todos los países en vías de desarrollo”.
Concretamente, “la eliminación de los subsidios a las exportaciones agrícolas es una medida que puede suponer notables beneficios a los países en vías de desarrollo muy pobres”, dijo.
Apoyó una reglamentación que permita la transparencia global y prevenga la repetición de esta crisis en el futuro.
Subrayó que “en la base de la actual crisis económica está una ideología que pone al individuo y los deseos individuales en el centro de todas las decisiones económicas”.
“Esta visión del mundo ha creado una sociedad en la que los beneficios económicos y personales a corto plazo se realizan a costa de los otros y tienen el efecto de producir un individualismo que no reconoce los derechos y las responsabilidades compartidos, necesarios para crear una sociedad que respete la dignidad de todas las personas”, declaró.
Destacó la necesidad de “dar prioridad a los países más pobres en este tiempo de crisis y de adoptar un enfoque ético en el campo económico por parte de cuantos actúan en los mercados internacionales, en el ámbito político por parte de cuantos desempeñan una función pública, y permitir una participación que incluya a todos los miembros de la sociedad civil”.
Y concluyó: “Sólo adoptando semejante enfoque será posible realizar una solidaridad global auténtica”.
Por Nieves San Martín
La encclica social del Papa se presentar el 7 de julio
Un profesor de economa poltica intervendr en la rueda de prensaCIUDAD DEL VATICANO, miércoles 1 de julio de 2009 (ZENIT.org).- La encíclica “Caritas in veritate” de Benedicto XVI será presentada el martes 7 de julio a las once y media de la mañana en el Aula Juan Pablo II de la Sala Stampa de la Santa Sede.
Según informó este miércoles la Oficina de Información de la Santa Sede, en la rueda de prensa de presentación intervendrá el profesor de Economía Política de la Universidad de Bolonia Stefano Zamagni, consultor del Consejo Pontificio Justicia y Paz.
También intervendrán el presidente y el secretario del Consejo Pontificio Justicia y Paz, el cardenal Renato Raffaele Martino y monseñor Giampaolo Crepaldi, respectivamente, y el presiden te del Consejo Pontificio “Cor Unum”, el cardenal Paul Josef Cordes.
El texto de la encíclica –en lengua española, italiana, francesa, inglesa, alemana y portuguesa- podrá darse a conocer al público a las doce del mediodía del 7 de julio.
El 7 de julio es el día anterior al inicio del encuentro internacional del G8, que se celebrará del 8 al 10 de julio bajo presidencia italiana en L’Aquila, la ciudad devastada por el terremoto del pasado 6 de abril.
Como el mismo Benedicto XVI explicó este lunes después de rezar el Ángelus en la plaza de San Pedro, con la encíclica trata de "profundizar en algunos aspectos del desarrollo integral de nuestra época, a la luz de la caridad en la verdad”.
El documento “contiene una reflexión sobre las condiciones de un “desarrollo integral” y un “progreso sostenible”, avanzó.
También se refirió a "Caritas in veritate" como a una “nueva contribución que la Iglesia ofrece a la humanidad en su compromiso por un progreso sostenible, en el respeto pleno de la dignidad humana y de las exigencias reales de todos”.
La tercera encíclica de Benedicto XVI "vuelve a los temas sociales contenidos en la “Populorum progressio”, escrita por el Siervo de Dios Pablo VI en 1967”, explicó.
El Papa firmó la encíclica el pasado lunes 29 de junio, solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo.
Ese día, concluyó su reflexión en las Vísperas exhortando: “Pidamos que Cristo viva en nuestros corazones y nos haga ser hombres nuevos, que actúan según la verdad en la caridad”.
El Papa dedica un especial recuerdo a los que no tendrn vacaciones
Que no les falten la solidaridad y la cercana de los seres queridosCIUDAD DEL VATICANO, miércoles 1 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Poco antes de despedirse de los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro para la audiencia general de este miércoles, el Papa Benedicto XVI quiso dedicar un recuerdo a todos aquellos que por diversas razones no podrán tener vacaciones este año.
“Muchos de vosotros, queridos amigos, tendréis en estos meses la posibilidad de realizar un periodo de vacaciones”, afirmó el Papa, augurando que el descanso estival “sea para todos sereno y fructífero”.
Pero, recordó, “también hay muchos que, por razones diversas, no podrán disfrutar de las vacaciones”.
<>A estos últimos, Benedicto XVI quiso dedicar un “afectuoso saludo”, augurándoles que no les falten “la solidaridad y la cercanía de las personas queridas”.También quiso dedicar “un pensamiento especial finalmente a los jóvenes que en estos días están haciendo los exámenes, y aseguro para cada uno un recuerdo en la oración”.
Hallado el icono ms antiguo de San Pablo
En la catacumba romana de Santa TeclaROMA, miércoles 1 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Los restauradores de la Comisión Pontificia de Arqueología Sacra que trabajan en la catacumba de Santa Tecla, cerca de la Vía Ostiense de Roma, han sacado a la luz el icono más antiguo de San Pablo.
La imagen forma parte de unos frescos del siglo IV, ocultos bajo una espesa masa calcárea que escondía la decoración de la bóveda del cubículo de la catacumba de Santa Tecla, según informó L’Osservatore Romano.
Gracias a la técnica del láser, ha sido posible hacer emerger “la característica fisionomía asignada al apóstol de las gentes en el arte paleocristiano”, explica el periódico.
Esos rasgos correspondientes al ideal de pensador -gran des ojos que miran al infinito, mejillas hundidas, inicio de calvicie y barba larga acabada en punta- “no dejaban lugar a dudas en su identificación”.
El descubrimiento del rostro de Pablo en una de las esquinas de la bóveda del cubículo ha llevado a los investigadores a dedicarse a desvelar las imágenes de las otras tres esquinas.
Efectivamente, han aparecido las imágenes de otros dos apóstoles, uno particularmente joven y el otro, de rasgos marcados (quizás Juan y Santiago), y la de un tercero, Pedro.
“Por primera vez en el arte paleocristiano, los apóstoles –y entre ellos el primero de todos y dos de los principales- ocupan una posición tan relevante”, explica el diario.
“No están acompañando a difuntos, como en muchos sarcófagos del siglo IV, ni participando en el Colegio litúrgico presidido por Cristo” ;, añade.
El secretario de la Comisión Pontificia de Arqueología Sacra y presidente de la Academia Pontificia del Culto de los Mártires, Fabrizio Bisconti, realizó una valoración del hallazgo en un artículo publicado en L’Osservatore Romano.
Concretamente afirmó que “desde el momento en que la imago clipeata representa una figura devocional elegida por las familias de los difuntos para proteger su cubículo, el busto de Pablo puede ser considerado el icono más antiguo del apóstol hallado hasta ahora, en el sentido de que del nivel evocativo se pasa al de culto”.
DVD sobre la vida y obra de San Juan Bosco
Empieza la etapa internacional de la peregrinacin de sus reliquiasBUENOS AIRES, martes, 30 junio 2009 (ZENIT.org).- Coincidiendo con la visita de las reliquias de san Juan Bosco a América Latina, la Productora San José distribuye en dvd una película sobre vida y obra del santo.
Por primera vez Don Bosco cumple el sueño de pisar suelo sudamericano. Sus reliquias recorrerán y visitarán, desde este miércoles y durante varios meses, la obra salesiana desarrollada en estas tierras.
Acompañando a este acontecimiento tan importante para la extensa familia salesiana, Editorial CCS (editorial salesiana) ha cedido los derechos de la película “Don Bosco” a Productora San José, para distribuir en Argenti na, Chile y Uruguay.
La conocida película, producida por el director italiano Lodovico Gasparini para la RAI, tiene una duración de 200 minutos (poco más de tres horas); muestra las virtudes heroicas del gran santo que soñó y se caracterizó fundamentalmente por su especial preocupación hacia los jóvenes y por fundar la Obra Salesiana.
Tras pasar por diversas ciuddes italianas, la etapa internacional de la peregrinación de las reliquias de San Juan Bosco comienza hoy en América Latina.
La urna visita Chile del 1 al 18 de julio, donde los salesianos han preparado diversos eventos para difundir en el país la figura y la vida de su fundador, así como la obra salesiana y su servicio educativo.
La peregrinación continuará en Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil. De marzo a octubre de 2010, visitará América del Norte, y m&aacu te;s tarde, América Central y Sudamérica septentrional; después, el Este de Asia y Oceanía, y las provincias salesianas de Asia Sur y África-Madagascar.
En 2012, la urna con la figura y la reliquia de Don Bosco llegará a Europa y recorrerá las regiones salesianas de Europa Oeste, Europa Norte e Italia y Oriente Medio.
La reliquia de San Juan Bosco fue bendecida por el rector mayor de los salesianos, don Pascual Chávez Villanueva, el 25 de abril en Turín, ciudad italiana en la que nació la congregación.
Hasta enero del 2014, recorrerá los países del mundo en los que están presentes los salesianos.
La peregrinación se realiza con motivo del 150 aniversario de la fundación de la congregación salesiana, este año 2009, y como preparación del bicentenario del nacimiento de Don Bosco, en 2015.
L a reliquia peregrina acompañada por una estatua de Don Bosco en el interior de una gran urna de aluminio, bronce y cristal.
La urna representa un puente sostenido por cuatro pilares sobre los cuales están grabadas las fechas del bicentenario (1815-2015).
Los pilares laterales están decorados con baldosas cuadrangulares que representan rostros de jóvenes de los cinco continentes.
El escudo de la Congregación Salesiana y el lema carismático que adoptó el mismo Don Bosco -Da mihi animas, caetera tolle- completan la decoración de la urna.
A 150 años de su fundación, la Congregación Salesiana está presente en 129 naciones y cuenta con 16.092 salesianos: 10.669 sacerdotes, 2.025 coadjutores, 2.765 seminaristas, 515 novicios y 118 obispos, entre ellos 5 cardenales.
El impacto de la migracin en la unidad familiar preocupa a la Iglesia
Encuentro de obispos de Canad, Estados Unidos, Mxico y Amrica CentralTECÚN UMÁN, martes, 30 junio 2009 (ZENIT.org).- Obispos de América Central, México, Canadá y Estados Unidos, se reunieron en la frontera México-Guatemala, en la ciudad de Tecún Umán, del 2 al 4 de junio, para abordar el fenómeno de las migraciones.
Junto con sacerdotes, religiosas, laicas y laicos comprometidos en la pastoral de Migrantes, buscaron cómo contribuir a lograr políticas migratorias que respeten la dignidad humana y protejan la vida de las y los migrantes.
La reunión sigue a otros encuentros realizados en Estados Unidos y México en años anteriores.
Contó con la asistencia del sec retario del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes de la Santa Sede, monseñor Agostino Marchetto.
En los diálogos, los participantes centraron su atención “en los miles y miles de migrantes que buscan un futuro mejor para sus familias, debido a la pobreza en sus lugares de origen".
Así lo señala un mensaje emitido al final del encuentro, el pasado 4 de junio, por los obispos responsables de la Pastoral de Migrantes de los citados países.
"También hemos utilizado el término migrantes en un sentido más amplio, que incluye refugiados, desplazados y trabajadores temporales”, añade el texto.
“Estamos ahora en un momento privilegiado en la historia de la migración en el
hemisferio", afirma elmensaje.
"El nuevo gobierno de los Estados Unidos ha anunciado su intención de hacer una reforma migratoria y trabajar con los países de México y América Central para enfrentar las desigualdades económicas que producen la migración”, destaca.
“La crisis económica global ha golpeado a todas las naciones y no puede ser excluida en el momento de encontrar solución a los problemas de la migración", advierte.
"Por ello, hemos examinado los alcances e implicaciones de una economía global y su impacto en los flujos migratorios”, explica.
Para los obispos responsables de migraciones, no hay tiempo que perder.
“Los migrantes cada día se enfrentan a un viaje muy peligroso y sufren vejaciones, asaltos de parte de traficantes y tratantes de personas, y de los cárteles de la droga", denuncian.
"Mientras ellos buscan trabajo para sostener a sus familias, sufren abusos y en muchos casos hasta la muerte”, lament an.
Los prelados consideran “que se debe prestar gran atención a los grupos del crimen organizado que en muchos casos operan impunemente a lo largo de nuestras fronteras y dentro de nuestros propios países, particularmente a los que se involucran en el tráfico de drogas”.
“Estos cárteles no solamente amenazan a los migrantes, sino que su violencia domina en ciudades y comunidades", aseguran.
"Las redes de trata de personas constituyen un horrible crimen que debe ser eliminado y que golpea cruelmente a ujeres, hombres y niños”, afirman.
Los firmantes del comunicado denuncian que “las violaciones a los derechos humanos de las y los migrantes han crecido notablemente, focalizándose en lugares específicos, sin que hasta ahora las autoridades locales hayan hecho algo para evitarlo”.
Confiesan que les “ha preocupado gravemente el impact o de la migración en la unidad familiar”.
“Muchas familias sufren la desintegración y en la gran mayoría de los casos, son los niños quienes reciben el impacto de esta desintegración cuando los dejan solos o se ven forzados a trabajar para sostener a la familia que ha perdido al padre o a la madre", lamentan.
"Hemos verificado la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchos niños migrantes no acompañados”, aseguran.
Reconocen “que toda persona, de acuerdo a los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, tiene el derecho de residir en su propia patria y de migrar cuando sus propios países no les ofrecen las oportunidades de bienestar integral”.
Expresan su tristeza cuando constatan que “dentro de nuestras mismas comunidades parroquiales no se acoge y se atiende a las y los migrantes como hermanos en la misma fe y miembros de la misma familia”.
Por ello insisten una vez más : “En la Iglesia nadie es extranjero”.
Los obispos urgen, en primer lugar, a los presidentes de Estados Unidos, México, América Central y al primer ministro de Canadá, “a encontrar consensos sobre la cooperación regional en los temas de migración y desarrollo, incluyendo un planteamiento y una solución a las raíces que causan la migración”.
En segundo lugar, hacen un llamamiento “para que se realice un encuentro a nivel regional de estos líderes para discutir estos temas tan importantes y planear acciones conjuntas”.
En tercer lugar, urgen a sus hermanos obispos, sacerdotes, personas de la vida consagrada, laicas y laicos comprometidos “a acoger en las comunidades parroquiales con amor y solicitud, a los migrantes que pasan por los caminos de América Central, México, Estados Unidos y Canadá".
"Es necesario que ellos y ellas se sientan apoyados desde sus comunidades de origen hasta sus lugares de destino y que este acompañamiento no les falte durante la larga y fatigosa travesía que realizan”, indican.
En cuarto lugar, hacen un llamamiento “para que se vuelvan a examinar las políticas de protección al refugiado y asilado.
Mujeres, niños y familias, escapan por razones políticas y otras formas de persecución, pero no reciben una protección adecuada en otros países”, destacan.
Agradecen “a quienes con esfuerzo y dedicación sirven a los migrantes en las casas de acogida, en las comunidades parroquiales y en las familias, aún corriendo riesgos y peligros de muerte".
Y concluyen: "Ellos y ellas demuestran su coherencia cristiana y fortalecen la Pastoral de los Migrantes como una pastoral específica de la Iglesia”.
Por Nieves San Martín
Inaugurada una estatua de Juan Pablo II en el Gemelli de Roma
El hospital que fue "altar simblico donde ofreci su vida"ROMA, miércoles 1 de julio de 2009 (ZENIT.org) Para recordar la unión entre Juan Pablo II y el Policlínico Gemelli de Roma, fue inaugurada este martes por la tarde una estatua dedicada a su memoria, con el título “No tengáis miedo”.
La nueva escultura fue bendecida por el cardenal Stanislaw Dziwisz, arzobispo de Cracovia y secretario particular y amigo personal del papa Wojtyla durante sus 27 años de pontificado.
Se trata de una obra del escultor Stefano Pierotti, que estuvo presente este martes en el evento. También presenció el acto inaugural el alcalde de Roma Gianni Alemanno.
El Policlínico Gemelli fue el primer lugar que Juan Pablo II visitó como Papa fuera de los muros vaticanos el 18 de octubr e de 1978, dos días después de su elección, recordó el cardenal Dziwisz.
Fue a la clínica a visitar a su amigo el obispo Andrzej Deskur, que posteriormente fue nombrado cardenal y presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.
Juan Pablo II fue internado en el Gemelli en nueve ocasiones: la primera, el 13 de mayo de 1981, tras el atentado sufrido en la Plaza de San Pedro; la última, en marzo de 2005 al final de su enfermedad.
Pasó un total de 153 días y 152 noches.
Una vez, dijo entre bromas: “El “Vaticano uno” está en la Plaza de San Pedro, el “Vaticano dos” es Castelgandolfo, y el Policlínico Gemelli se ha convertido en el Vaticano número tres”.
“Era la ironía con la que él sabía mezclar los momentos de mayor tensión – reconoció el Cardenal &nda sh; pero no era muy distante de la realidad: efectivamente sentía el Gemelli un poco como su casa; era el hospital “católico” por excelencia”.
También estaba unido a una universidad donde estudiaban miles de jóvenes, sus interlocutores preferidos.
“¿Cómo no amar aquel lugar, que sería convertido en el altar simbólico donde ofreció su vida?”, preguntó el purpurado.
“Desde este lugar, él ha enseñado a toda la Iglesia cómo se vive y cómo se muere con el Señor”, destacó.
El Policlínico Gemelli fue su “cátedra” original. Por eso, el nombre del hospital permanecerá inseparable a la memoria de este Papa”, dijo el cardenal Dziwisz.
“Desde la ventana del décimo piso, él bendijo a la multitud dolorida, y ahora, desde el cent ro de la plaza – donde fue elevada con exquisita sensibilidad su escultura – continuará vigilando este lugar y bendiciendo a los que lleguen, y a quienes aquí sirven al dolor del hombre”.
Por su parte, el director administrativo del hospital, el doctor Antonio Cicchetti, afirmó que desde abril del 2005 se ha pensado en un homenaje.
Se ha buscado “cómo recordar de manera tangible, en esta sede romana de la Universidad Católica, la figura de Juan Pablo II, cuyo nombre se ha unido tanto al del Policlínico Gemelli”, explicó.
“A través suyo, [el hospital] se hizo rápidamente conocido en todo el mundo, aumentando así su fama y prestigio”, reconoció.
“Debido al tamaño de la obra, el lugar donde se pensaba colocarla no podía ser otro que la Plaza frente al Policlínico”, dijo.
Ese emplaz amiento permite su visión desde las ventanas del hospital, por supuesto desde la ventana del décimo piso.
“Una ventana simplemente es “anónima” pero que está llena de la figura del Papa Juan Pablo II y que se ha convertido en un símbolo para todo el mundo y no sólo para los católicos”, afirmó Cicchetti.
El rector de la Universidad Católica del Sagrado Corazón, Lorenzo Ornaghi, retoma, en el prefacio del volumen “No tengáis miedo” la definición de Vaticano III del Policlínico Gemelli.
Explica que el Papa, “recurriendo a aquel espíritu de ingenio fraterno y de humor paterno con el cual a todos infundía y pedía coraje”, así llamó al “lugar en el que las enfermedades y sufrimientos de su cuerpo – desde la tarde dramática y milagrosa del 13 de mayo de 1981 – habían sido sanados, cuidados, aliviados”.
En las últimas hospitalizaciones, recuerda Ornaghi, la ventana del apartamento del décimo piso, reservada al Santo Padre, “se transformó para todos en el acceso a una cátedra de dolor pero también de alabanza incesante al Señor, de enseñanzas humanas y de testimonio cristiana sobre el don gratuito de la vida y de la fe”.
La nueva estatua ha sido construida de un bloque procedente de las canteras de Carrara.
El conjunto pesa 47 toneladas y alcanza los 4,6 metros. La estatua pesa 18 toneladas y mide 3.05 metros, y tiene una base de unas 20 toneladas y una cruz de metal.
Los trabajos para la elaboración de esta escultura tardaron unos siete meses, sin considerar los numerosos borradores que se realizaron antes.
La ceremonia de inauguración estuvo animada por la Banda Musical de Armas de los Carab ineros, dirigida por el maestro Teniente Colonnello Massimo Martinelli.
Obispos a los conductores: Cuidado con los puntos negros!
Denuncian el elevado nmero de accidentes de trfico en los pases pobresMADRID, miércoles, 1 julio 2009 (ZENIT.org). Con motivo de la próxima celebración de la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, el próximo domingo 5 de julio, los obispos de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española han escrito un mensaje con el lema “Da color a tu vida”. ¡Cuidado con los puntos negros!
En él, invitan a los católicos y a todas las personas de buena voluntad “a una serena reflexión y a actuar juntos en este importante escenario de la movilidad”.
“La vida en las carreteras y caminos tiene su propio color: el color de la comunicación, de la belleza del paisaje, de la llegada a la meta y del encuentro, el color de la seguridad y de la vida”, afirman.
Pero presentan en contraste las “escalofriantes las cifras de víctimas mortales y no mortales de los accidentes de tráfico”.
En el año 2008, hubo en el mundo 1,2 millones de muertos y 50 millones de heridos debidos a accidentes de tráfico.
“Esta cifra es inaceptablemente alta --denuncian los obispos--. La sufren, sobre todo, en un 80-90%, los países de bajos y medios ingresos".
"Se prevé que la tendencia continúe ascendente en el número de accidentes de tráfico en esos países, con muertes asociadas a accidentes de tráfico, a menos que se tomen medidas efectivas para evitarlo”, afirman.
En el 2015, advierten los obispos, “los accidentes de tráfico podrían convertirse en la principal causa de discapacidad entre niños y jóvenes de todo el mundo”.
De los 1,2 millones de personas que anualmente pierden la vida en accidentes de tráfico, casi la tercera parte son jóvenes menores de 25 años.
En España, se ha producido un notable descenso (49,2%) en el número de víctimas mortales en accidentes de tráfico: de 4.295 muertes en el año 2000 se ha pasado a 2.181 en el año 2008.
“Ciertamente es una reducción significativa --reconocen los obispos--. Pero no es para estar totalmente satisfechos; es mucho el trabajo que aún queda por hacer”.
Muchos de estos accidentes se producen en los llamados ‘puntos negros’, aquellos puntos pertenecientes a la red vial española en los que se han detectado tres o más accidentes con víctimas durante un año.
Las cifras, comentan los obispos, “hablan por sí mismas e invitan a un us o responsable del vehículo en la carretera, en general, pero especialmente en esos puntos donde existen más probabilidades de que se produzca un accidente”.
Junto a estos puntos negros, los obispos advierten de que existen otros riesgos, “como el uso mientras se conduce del teléfono móvil, el alcohol, el exceso de velocidad, la irresponsabilidad en el mantenimiento y puesta a punto del vehículo, el consumo de estupefacientes, etcétera”.
“La ‘tolerancia cero’ es obligada en todos estos casos”, afirman.
Invitan a no olvidar que, “tanto si hay muertos como si hay heridos graves, estos accidentes suelen cambiar la vida tanto de los propios accidentados como de sus familias”.
“El cristiano conocedor del valor que Dios concede a toda vida humana, debe poner todos los medios a su alcance para contribuir en este noble empeño de hacer de la seguridad vial un objetivo prioritario”, indican.
Además, añaden, debe comprender que viajar, “no sólo representa un desplazamiento físico de un lugar a otro", sino que contiene una dimensión espiritual.
"El viaje relaciona a las personas, contribuyendo a la realización del designio de amor de Dios”, explican, citando las Orientaciones para la Pastoral de la Carretera del Consejo Pontificio correspondiente.
Lo obispos ofrecen una serie de situaciones en las que “damos color a la vida”.
“Cuando hacemos de nuestras calles, caminos y carreteras un magnífico escenario para hacer el bien y difundir en la sociedad el mensaje evangélico de amor tal como hizo Jesús, que recorría las ciudades y aldeas para proclamar el Evangelio y curar ‘todas las enfermedades y dolencias’ (Cf. Mt 9, 35)”.
“Cua ndo somos prudentes en la carretera, no pensamos sólo en nosotros mismos, no estamos siempre apremiados por la prisa en llegar, y nos fijamos en las personas que nos ‘acompañan’ por el camino, cada una con su propia vida, su deseo de llegar y sus propios problemas”.
“Cuando nos hacemos factores de comunión entre los hombres”.
“Cuando redescubrimos y ponemos en práctica las virtudes necesarias al usuario de la carretera, sobre todo la caridad, la prudencia y la justicia”.
“Cuando no actuamos sólo por temor a perder el ‘Carné por puntos’, a la sanción económica o la cárcel… sino por amor a Dios, autor de la vida, que ama y cuida en sus criaturas y por amor al prójimo”.
Los obispos concluyen el mensaje pidiendo “que Nuestra Señora del Camino y San Cristóbal nos guíen y nos acompañen en el noble empeño de dar verdadero color a la vida, respetando las normas de tráfico, cuidando al máximo la seguridad vial y haciendo presentes los valores del Evangelio en el mundo de la carretera”.
Por Nieves San Martín
Un milln y medio de velas a favor de la vida en Zaragoza
Con motivo del IV Congreso Internacional ProvidaZARAGOZA, miércoles, 1 julio 2009 (ZENIT.org).- La Asociación El Teléfono por la Vida y el IV Congreso Internacional Provida, que se celebrará en Zaragoza del 6 al 8 de noviembre de 2009, han promovido la campaña “A toda vela”.
En ella se enmarca un acto en el que diez mil voluntarios encenderán un millón y medio de velas y recorrerán el espacio que separa el Auditorio y la plaza del Pilar de la capital aragonesa.
A cada voluntario se le asignarán 150 velas para que las vaya encendiendo y se forme así una gran cadena de luz en las aceras y plazas sin interrumpir el tráfico ni el normal discurrir de la ciudad.
Las velas permanecerán encendidas entre las diez y las doce de la noche del sábado 7 de noviembre, y serán recogidas por los propios voluntarios una vez terminado el acto.
Cada vela pretende recordar a cada uno de los niños y jóvenes de entre 0 y 24 años que faltan en España desde que se aprobó la ley del aborto en 1985, y también a sus madres.
Las personas que lo deseen pueden apadrinar cuantas velas quieran enviando sus donativos a las cuentas habilitadas al efecto, a través de un SMS al número 7745, con la palabra “VELA”, o con otras formulas que encontrarán en la página www.actiweb.es/ATODAVELA.
Hasta el momento, se han apadrinado más de 3.300 velas. También se puede colaborar como voluntario.
El acto pretende llamar la atención sobre el beneficio que la presencia de esa juventud reportaría hoy a nuestra sociedad.
También recaudar fondos para el IV Congreso Internacional Provida (www.zaragoza2009.org) y para un proyecto de apoyo a las mujeres embarazadas en situación de dificultad.
"Para que ninguna se plantee el aborto y mucho menos por problemas económicos o por falta de apoyo”, indicó el presidente de El Teléfono por la Vida y miembro del comité organizador del congreso Antonio Gasós.
Esta iniciativa también quiere ser una llamada de atención al Gobierno y a la sociedad en general ahora que se han iniciado los trámites para aprobar una nueva ley del aborto.
Esta reforma, advirtió Gasós, “facilitará a la mujer la toma de una decisión que puede dejar secuelas negativas para toda su vida”.
Benedicto XVI: el Ao Sacerdotal, una oportunidad de renovacin interior
Intervencin durante la Audiencia GeneralCIUDAD DEL VATICANO, miércoles 1 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la catequesis pronunciada hoy por el Papa durante la audiencia general de los miércoles, con los peregrinos congregados en la Plaza de San Pedro.
******
Queridos hermanos y hermanas:
Con la celebración de las Primeras Vísperas de la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo en la Basílica de San Pablo Extramuros se ha cerrado, como sabéis, el 28 de junio, el Año Paulino, en recuerdo del segundo milenio del nacimiento del Apóstol de los Gentiles. Damos gracias al Señor por los frutos espirituales que esta importante ini ciativa ha aportado a tantas comunidades cristianas. Como preciosa herencia del Año Paulino, podemos recoger la invitación del Apóstol a profundizar en el conocimiento del misterio de Cristo, para que sea Él el corazón y el centro de nuestra existencia personal y comunitaria. Ésta es, de hecho, la condición indispensable para una verdadera renovación espiritual y eclesial. Como subrayé ya durante la primera Celebración eucarística en la Capilla Sixtina tras mi elección como sucesor del Apóstol San Pedro, es precisamente de la plena comunión con Cristo de donde “brotan todos los demás elementos de la vida de la Iglesia, en primer lugar la comunión entre todos los fieles, el empeño de anunciar y dar tetsimonio del Evangelio, el ardor de la caridad hacia todos, especialmente hacia los pobres y los pequeños” (Cf.Enseñanzas, I, 2005, pp. 8-13). Esto vale en primer lugar para los sacerdotes. Por esto doy gracias a la Providencia divina que nos ofrece ahora la posibilidad de celebrar el Año Sacerdotal. Auguro de corazón que éste constituya para cada sacerdote una oportunidad de renovación interior y, en consecuencia, de firme revigorización en el compromiso hacia la propia misión.
Como durante el Año Paulino nuestra referencia constante ha sido san Pablo, así en los próximos meses miraremos en primer lugar a san Juan María Vianney, el santo Cura de Ars, recordando el 150 aniversario de su muerte. En la carta que he escrito para esta ocasión a los sacerdotes, he querido subrayar lo que resplandece sobre todo en la existencia de este humilde ministro del altar: “su total identificación con el propio ministerio”. Él solía decir que “un buen pastor, un pastor según el corazón de Dios, es el tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una parroquia y uno de los dones más preciosos de la misericordia divina”. Y casi sin poder concebir la grandeza del don y de la tarea confiados a una pobre criatura humana, suspiraba: “¡Oh, qué grande es el sacerdote!... si se comprendiera a sí mismo, moriría... Dios le obedece: él pronuncia dos palabras y Nuestro Señor desciende del cielo a su voz y se mete en una pequeña hostia”.
En verdad, precisamente considerando el binomio “identidad-misión”, cada sacerdote puede advertir mejor la necesidad de esa progresiva identificación con Cristo que le garantiza la fidelidad y la fecundidad del testimonio evangélico. El mismo título del Año Sacerdotal – Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote – evidencia que el don de la gracia divina precede toda posible rspuesta humana y realización pastoral, y así, en la vida del sacerdote, anuncio misionero y culto no son separables nunca, como tampoco se separan la identidad ontológico-sacramental y la misión evangelizadora. Por lo demás, el fin de la misión de todo presbítero, podríamos decir, es “cultual”: para que todos los hombres puedan ofrecerse a Dios como hostia viva, santa, agradable a Él (Cf. Rm 12,1), que en la misma creación, en los hombres, se convierte en culto, alabanza del Creador, recibiendo aquella caridad que estan llamados a dispensarse abundantemente unos a otros. Lo advertimos claramente en los inicios del cristianismo. San Juan Crisóstomo decía, por ejemplo, que el sacramento del altar y el “sacramento del hermano”, o, como dice, el “sacramento del pobre”, constituyen dos aspectos del mismo misterio. El amor al prójimo, la atención a la justicia y a los pobres, no son solamente temas de una moral social, sino más bien expresión de una concepción sacramental de la moralidad cristiana, porque, a través del ministerio de los presbíteros, se realiza el sacrificio espiritual de todos los fieles, en unión con el de Cristo, único Mediador: sacrificio que los presbíteros ofrecen de forma incruenta y sacramental en espera de la nueva venida del Señor. Ésta es la principal dimensión, esencialmente misionera y dinámica, de la identidad y del ministerio sacerdotal: a través del anuncio del Evangelio engendran en la fe a aquellos que aún no creen, para que puedan unir el sacrificio de Cristo a su sacrificio, que se traduce en amor a Dios y al prójimo.
Queridos hermanos y hermanas, frente a tantas incertidumbres y cansancios, también en el ejercicio del ministerio sacerdotal es urgente recuperar un juicio claro e inequívoco sobre el primado absoluto de la gracia divina, recordando lo que escribe santo Tomás de Aquino: “El más pequeño don de la gracia supera el bien natural de todo el universo” (Summa Theologiae, I-II, q. 113, a. 9, ad 2). La misión de cada presbítero dependerá, por tanto, también y sobre todo de la conciencia de la realidad sacramental de su “nuevo ser”. De la certeza de su propia identidad, no construida artificialmente sino dada y acogida gratuitamente y divinamente, depende siempre el renovado entusiasmo del sacerdote por su misión. También para los prebíteros vale lo que he escrito en la Encíclica Deus caritas est: “En el origen del ser cristiano no hay una decisión ética o una gran idea, sino más bien el encuentro con un acontecimiento, con una Pe rsona, que trae a la vida un nuevo horizonte y con ello la dirección decisiva” (n. 1).
Habiendo recibido un tan extraordinario don de la gracia con su “consagración”, los presbíteros se convierten en testigos permanentes de su encuentro con Cristo. Partiendo precisamente de esta conciencia interior, éstos pueden llevar a cabo plenamente su “misión”, mediante el anuncio de la Palabra y la administración de los Sacramentos. Tras el Concilio Vaticano II, se ha producido aquí la impresión de que en la misión de los sacerdotes, en este tiempo nuestro, haya algo más urgente; algunos creían que se debía construir en primer lugar una sociedad distinta. La página evangélica que hemos escuchado al principio llama, en cambio, la atención sobre los dos elementos esenciales del ministerio sacerdotal. Jesús envía, en aquel tiempo y a hora, a los Apóstoles a anunciar el Evangelio y les da el poder de cazar a los espíritus malignos. “Anuncio” y “poder”, es decir, “palabra” y “sacramento”, son por tanto las dos comunes fundamentales del servicio sacerdotal, más allá de sus posibles múltiples configuraciones.
Cuando no se tiene en cuenta el “díptico” consagración-misión, resulta verdaderamente difícil comprender la identidad del presbítero y de su ministerio en la Iglesia. ¿Quién es de hecho el presbítero, si no un hombre convertido y renovado por el Espíritu, que vive de la relación personal con Cristo, haciendo constantemente propios los criterios evangélicos? ¿Quién es el presbítero, si no un hombre de unidad y de verdad, consciente de sus propios límites y, al mismo tiempo, de la extraordinaria grand eza de la vocación recibida, la de ayudar a extender el Reino de Dios hasta los extremos confines de la tierra? ¡Sí! El sacerdote es un hombre todo del Señor, porque es Dios mismo quien le llama y le constituye en su servicio apostólico. Y precisamente siendo todo del Señor, es todo de los hombres, para los hombres. Durante este Año Sacerdotal, que se extenderá hasta la próxima Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús, oremos por todos los sacerdotes. Que se mutlipliquen en las diócesis, en las parroquias, en las comunidades religiosas (especialmente en las monásticas), en las asociaciones y los movimientos, en las diversas agregaciones pastorales presentes en todo el mundo, iniciativas de oración y, en particular, de adoración eucarística, por la santificación del clero y por las vocaciones sacerdotales, respondiendo a la invitación de Jesús a orar “al dueño de la mies que envíe obreros a su mies” (Mt 9,38). La oración es la primera tarea, el verdadero camino de santificación de los sacerdotes, y el alma de la auténtica “pastoral vocacional”. La escasez numérica de ordenaciones sacerdotales en algunos países no sólo no debe desanimar, sino que debe empujar a multiplicar los espacios de silencio y de escucha de la Palabra, a cuidar mejor la dirección espiritual y el sacramento de la confesión, para que la voz de Dios, que siempre sigue llamando y confirmando, pueda ser escuchada y prontamente seguida por muchos jóvenes. Quien reza no tiene miedo; quien reza nunca está solo; ¡quien reza se salva! Modelo de una existencia hecha oración es sin duda san Juan María Vianney. María, Madre de la Iglesia, ayude a todos los sacerdotes a seguir su ejemplo para ser, como él, testigos de Cristo y apóstoles del Evangelio.
[Tras los saludos en las diversas lenguas]
Saludo de corazón a los peregrinos italianos presentes, dirijo ante todo una cordial bienvenida a los miembros del Instituto de Cristo Redentor -Misioneros Identes-, que recuerdan el quincuagésimo aniversario de su fundación, y rezo para que continuen, con gran generosidad, anunciando a Jesucristo, Salvador del mundo. Saludo a los representantes de la Consulta Nacional contra la Usura y les agradezco por la importante y apreciada obra que llevan a cabo junto a las víctimas de esta plaga social, auguro que haya por parte de todos un renovado empeño por luchar eficazmente contra el fenómeno devastador de la usura y de la extorsión, que constituye una humillante esclavitud. Que no falte por parte del Estado una ayuda adecuada y a poyo a las familias afectadas y en dificultad, que tienen el valor de denuncia r a aquellos que se aprovechan a menudo se su trágica condición. Saludo también a los representantes de la Asociación interparlamentaria “Cultori dell’etica”, cuya presencia me ofrece la oportunidad de subrayar la importancia de los valores éticos y morales en la política.
Dirijo finalmente un cordial saludo a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. Muchos de vosotros, queridos amigos, tendréis en estos meses la posibilidad de tomar un periodo de vacaciones, y auguro que sea para todos sereno y fructífero. Pero también hay muchos que, por razones diversas, no podrán disfrutar de las vacaciones. Que os llegue, queridos hermanos y hermanas, mi afectuoso saludo con el augurio de que no os falten la solidaridad y la cercanía de las personas queridas. Dirijo un pensamiento especial finalmente a los jóvenes que en estos días está ;n haciendo los exámenes, y aseguro para cada uno un recuerdo en la oración. Que vele sobre todos con su amor el Señor, a quien invocamos con el canto del Pater noster.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
Benedicto XVI: Cristo, verdadero obispo de nuestras almas
Homila en la Solemnidad de los Santos Apstoles Pedro y PabloCIUDAD DEL VATICANO, miércoles 1 de julio de 2009 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la homilía pronunciada por el Papa este lunes, durante la Eucaristía concelebrada con los 34 arzobispos metropolitanos a los que el Papa impuso el Palio, en la Basílica de San Pedro.
******
Señores cardenales,
venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio,
queridos hermanos y hermanas:
Dirijo a todos mi saludo cordial con las palabras del Apóstol junto a cuya tumba nos encontramos: “A vosotros gracia y paz abundantes” (1Pe 1, 2). Saludo, en particular, a los Mie mbros de la Delegación del Patriarcado Ecuménico de Costantinopla y a los numerosos Metropolitanos que hoy reciben el Palio. En la colecta de esta jornada solemne, pedimos al Señor “que la Iglesia siga siempre la enseñanza de los Apóstoles de los cuales ha recibido el primer anuncio de la fe”. La petición que dirigimos a Dios nos interpela al mismo tiempo a nosotros mismos: ¿Seguimos nosotros las enseñanzas de los grandes Apóstoles fundadores? ¿Los conocemos verdaderamente? En el Año Paulino que se concluyó ayer hemos intentado escucharle de modo nuevo a él, el “maestro de los gentiles”, y de aprender así nuevamente el alfabeto de la fe. Hemos intentado reconocer con Pablo y mediante Pablo a Cristo y de encontrar así el camino del recto camino cristiano. En el Cánon del Nuevo Testamento, además de las Cartas de San Pablo, hay también dos Cartas bajo el nombre de San Pedro. La primera de ellas concluye explícitamente con un saludo desde Roma, que sin embargo aparece bajo el apocalíptico sobrenombre de Babilonia: “Os saluda la que está en Babilonia, elegida como vosotros” (5, 13). Llamando a la Iglesia de Roma la “co-elegida”, la coloca en la gran comunidad de todas las Iglesias locales, en la comunidad de todos aquellos que Dios ha congregado, para que en la “Babilonia” del tiempo de este mundo construyan su Pueblo y hagan entrar a Dios en la historia. La Primera Carta de San Pedro es un saludo dirigido desde Roma a la entera cristiandad de todos los tiempos. Nos invita a escuchar “la enseñanza de los Apóstoles” que nos indica el camino hacia la vida.
Esta Carta es un texto riquísimo, que procede del corazón y que toca el corazón. Su centro es -¿cómo podría ser de otra manera?- la figura de Cristo, que es presentado como Aquel que sufre y que ama, como Crucificado y Resucitado: “el que al ser insultado, no respondía con insultos; al padecer, no amenazaba... con cuyas heridas habéis sido curados” (1Pe 2, 23s). Partiendo del centro que es Cristo, la Carta constituye también una introducción a los fundamentales Sacramentos cristianos del Bautismo y de la Eucaristía y un discurso dirigido a los sacerdotes, en el que Pedro se muestraa como co-presbítero con ellos. Él habla a los Pastores de todas las generaciones como aquel que ha sido encargado personalmente por el Señor de apacentar a sus ovejas y que ha recibido así de modo particular un mandato sacerdotal. Por tanto, ¿qué nos dice san Pedro -precisamente en el Año Sacerdotal- sobre la tarea del sacerdote? Ante todo, él comprende el ministerio sace rdotal totalmente a partir de Cristo. Llama a Cristo el “pastor y guardián de vuestras almas” (2, 25). Donde la traducción italiana habla de “guardián”, en el texto griego está la palabra epíscopos(obispo). Un poco más adelante, Cristo es llamado Pastor Supremo: archipoimen (5, 4). Sorprende que Pedro llame al propio Cristo obispo –obispo de las almas-. ¿Qué quiere decir con esto? En la palabra griega “episcopos” está contenido el verbo “ver”; por esto ha sido traducida como “guardián”, es decir, “vigilante”. Pero ciertamente no se entiende como una vigilancia externa, como refiriéndose quizás a un guardián carcelero. Se entiende más bien como un ver desde lo alto, un ver a partir de la altura de Dios. Un ver en la perspectiva de Dios es una visión del amor que quiere serv ir al otro, quiere ayudarlo a llegar a ser plenamente él mismo. Cristo es el “obispo de las almas”, nos dice Pedro. Esto significa: Él nos ve desde la perspectiva de Dios. Mirando a partir de Dios, se tiene una visión de conjunto, se ven los peligros y también las esperanzas y las posibilidades. En la perspectiva de Dios se ve la esencia, se ve al hombre interior. Si Cristo es el obispo de las almas, el objetivo es evitar que el alma del hombre se haga miserable, es evitar que el hombre pierda su esencia, la capacidad para la verdad y para el amor. Hacer que llegue a conocer a Dios; que no se pierda en callejones sin salida; que no se pierda en el aislamiento, sino que permanezca abierto a lo demás. Jesús, el “obispo de las almas” es el prototipo de todo ministerio episcopal y sacerdotal. Ser obispo, ser sacerdote significa, en esta perspectiva, asumir la posición de Cristo. Pensar, ver y actuar a p artir de su posición elevada. A partir de Él, estar a disposición de los hombres, para que encuentren la vida.
Así, la palabra “obispo” se acerca mucho al término “pastor”; es más, los dos conceptos son intercambiables. La tarea del pastor es apacentar y guardar al rebaño y conducirlo a los pastos adecuados. Apacentar al rebaño quiere decir tener cuidado de que las ovejas encuentren el alimento adecuado, se sacie su hambre y se apague su sed. Más allá de la metáfora, esto significa: la palabra de Dios es el alimento del que el hombre tiene necesidad. Hacer cada vez presente de nuevo la palabra de Dios y alimentar así a los hombres es la tarea del buen Pastor. Y él debe saber resistir a los enemigos, a los lobos. Debe ir por delante, indicar el camino, conservar la unidad del rebaño. Pedro, en su discurso a los presbíteros, pone de manifi esto una cosa muy importante. No basta con hablar. Los pastores deben ser “modelos para el rebaño” (5, 3). La palabra de Dios es traída desde el pasado al presente, cuando es vivida. Es maravilloso ver cómo en los santos la Palabra de Dios se convierte en una Palabra dirigida a nuestro tiempo. En figuras como san Francisco y de nuevo como el Padre Pío y tantos otros, Cristo se convierte en verdaderamente contemporáneo de su generación, sale del pasado y entra en el presente. Esto significa ser Pastor, modelo del rebaño: vivir la palabra ahora, en la gran comunidad de la santa Iglesia.
Quisiera aún muy brevemente llamar la atención sobre otras dos afirmaciones de la Primera Carta de San Pedro, que tienen que ver de modo especial con nosotros, con nuestro tiempo. Está ante todo la frase descubierta hoy nuevamente, en base a la cual los teólogos medievales comprendieron su tarea, la tarea del teólogo: “dad culto al Señor, Cristo, en vuestros corazones, siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (3, 15). La fe cristiana es esperanza. Abre el camino hacia el futuro. Y es una esperanza que es razonable; una esperanza cuya razón podemos y debemos exponer. La fe procede de la Razón eterna que ha entrado en nuestro mundo y nos ha mostrado al verdadero Dios. Va más allá de la capacidad propia de nuestra razón, así como el amor va más allá de la simple inteligencia. Pero la fe habla a la razón y en la confrontación dialéctica puede mantenerse en pie ante la razón. No la contradice, sino que va al paso con ella y, al mismo tiempo, conduce más allá de ella -introduce en la Razón más grande de Dios. Como Pastores de nuestro tiempo, tenemos el deber de ser los primeros en comprender las razones de la fe. La tarea de no dejarla quedarse en una mera tradición, sino de reconocerla como respuesta a nuestras preguntas. La fe exige nuestra participación racional, que se profundiza y se purifica en un compartir el amor. Forma parte de nuestros deberes como pastores penetrar la fe con el pensamiento para ser capaces de mostrar la razón de nuestra esperanza en la discusión de nuetsro tiempo. Con todo, el pensar -aún tan necesario- por sí solo no basta. En su catequesis bautismal y eucarística en el segundo capítulo de su carta, Pedro alude al Salmo usado en la Iglesia antigua en el contexto de la comunión, al versículo que dice: “si es que habéis gustado que el Señor es bueno” (Sal 34 [33], 9; 1 Pe 2, 3). Sólo el gustar lleva al ver. Pensemos en los discípulos de Emaús: sólo en la comunión convivida con Jesús, sólo en la fracción del pan se abren sus ojos. Sólo en la comunión con el Señor experimentada verdaderamente ellos consiguen ver. Esto vale para todos nosotros: más allá de pensar y de hablar, necesitamos la experiencia de la fe; de la relación vital con Jesucristo. La fe no puede quedarse en teorías: debe ser vida. Si encontramos al Señor en el Sacramento; si en la oración hablamos con Él; si en las decisiones cotidianas nos adherimos a Cristo, entonces “vemos” cada vez más cuán bueno es Él. Entonces experimentamos que es bueno estar con Él. De esta certeza vivida deriva también la capacidad de comunicar la fe a los demás de forma creíble. El Cura de Ars no era un gran pensador. Pero él “gustaba” al Señor. Vivía con Él hasta en las minucias del día a día más que en las grandes exigencias del ministerio pastoral. De este modo se convirtió en “uno que ve”. Había gustado, y por ello sabía que el Señor es bueno. Oremos al Señor, para que nos dé este gustar y podamos así convertirnos en testigos creíbles de la esperanza que está en nosotros.
Finalmente, quisiera hacer notar también una pequeña pero importante palabra de san Pedro. Precisamente al principio de la Carta, él nos dice que la meta de nuestra fe es la salvación de las almas (cfr 1, 9). En el mundo del lenguaje y del pensamiento de la cristiandad actual, ésta es una afirmación extraña, para algunos incluso escandalosa. La palabra “alma” ha caído en descrédito. Se dice que esto llevaría a una división del hombre en espíritu y físico, en alma y en cuerpo, mientras que en rea lidad sería una unidad indivisible. Además, “la salvación de las almas” como meta de la fe parece indicar un cristianismo individualista, una pérdida de responsabilidad hacia el mundo en su conjunto, en su corporeidad y en su materialidad. Pero de todo esto no se encuentra nada en la Carta de san Pedro. El celo por el testimonio a favor de la esperanza y la responsabilidad hacia los demás caracterizan a todo el texto. Para comprender la palabra sobre la salvación de las almas como meta de la fe, debemos partir desde otro lado. Sigue siendo cierto que el descuido de las almas, la miseria del hombre interior, no destruye sólo al individuo, sino que amenaza al destino de la humanidad en su conjunto. Sin curación de las almas, sin curación del hombre desde dentro, no puede haber salvación para la humanidad. La verdadera enfermedad de las almas, San Pedro, para nuestra sorpresa, la considera la ignorancia, es decir, desconocimiento de Dios. Quien no conoce a Dios, quien al menos no lo busca sinceramente, se queda fuera de la verdadera vida (cfr 1 Pe 1, 14). Aún otra palabra de la Carta puede sernos útil para entender mejor la fórmula “salvación de las almas”: “Purificad vuestras almas con la obediencia a la verdad” (cfr 1, 22). Es la obediencia a la verdad la que purifica el alma. Y es el convivir con la mentira la que la contamina. La obedicencia a la verdad comienza con las pequeñas verdades cotidianas, que a menudo pueden ser fatigosas y dolorosas. Esta obediencia se extiende finalmente a la obediencia sin reservas frente a la Verdad misma que es Cristo. Esta obediencia nos hace no sólo puros, sino sobre todo también libres para el servicio a Cristo y así para la salvación del mundo, que siempre comienza por la purificación obediente de la propia alma m ediante la verdad. Podemos indicar el camino hacia la verdad sólo si nosotros mismos -con obediencia y paciencia- nos dejamos purificar por la verdad.
Y ahora me dirijo a vosotros, queridos hermanos en el episcopado, que ahora recibiréis de mi mano el Palio. Ha sido tejido con la lana de los corderos que el Papa bendice en la fiesta de santa Inés. De este modo, éste recuerda los corderos y las ovejas de Cristo, que el Señor resucitado ha confiado a Pedro con la tarea de apacentarlos (cfrJn 21, 15-18). Recuerda el rebaño de Jesucristo, al que vosotros, queridos hermanos, debéis apacentar en comunión con Pedro. Nos recuerda al mismo Cristo, que como Buen Pastor ha tomado sobre sus hombros a la oveja perdida, la humanidda, para devolverla a casa. Nos recuerda el hecho de que Él, el Pastor supremo, ha querido hacerse Él mismo Cordero, para cargar desde dentro con el destino de todos nosotros; para llevarnos y curarnos desde dentro. Queremos orar al Señor, para que nos conceda seguir sus huellas como pastores justos, “no por obligación, sino de buen grado, como agrada a Dios... con ánimo generoso … modelos del rebaño” (1 Pe 5, 2s). Amen.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana]
No hay comentarios:
Publicar un comentario